La ciudad de las Artes y las Ciencias ya es todo un icono mundial de vanguardismo arquitectónico (poco funcional) gracias a Santiago Calatrava y a su expresión artística de crear arquitectura inspirada en la naturaleza más pura... o eso dice él.
Centrándonos solo en Valencia, Calatrava a cobrado 100 milloncejos de nada por su imaginación creativa. La Generalitat presupuestó el proyecto en los años 90 en poco más de 300 millones, a día de hoy ha superado en 1.000 millones lo presupuestado.
Eso sin tener en cuenta que el complejo tiene pérdidas anuales de unos 50 millones de euros. Y sin tener en cuenta que la Opera se cae a trozos con el trencadís defectuoso, después de haber costado 4 veces más de lo presupuestado.
(Ágora antes y después)
También sin tener en cuenta que el Ágora cambió su diseño para terminarlo antes y que ahora tiene goteras. Además de que en el ayuntamiento no saben muy bien qué uso darle... pero queda bonito.
La Ciudad de las Artes y las Ciencias no es el único hito de Calatrava en la Ciudad. En 2005 cobró 15 millones por esta maqueta tan bonita.
A parte de ser el proyecto inviable por causas financieras, el terreno no era urbanizable, pero eran unas torres muy bonitas... Todo lo explican muy bien en la web Calatravatelaclava.com.
Pero Valencia no es la única ciudad que disfruta del Arte de este prolífico arquitecto. De hecho en los cinco continentes hay obras suyas, siendo todas polémicas.
En Suecia, por ejemplo, en su alarde de facilidad para hacer amigos, con la construcción del Turning Torso consiguió que procesaran al contratista por estafa y que se doblara el presupuesto del edificio hasta los 40 millones de coronas. La idea era construir un icono de la Suecia moderna con casas económicas símbolo del sistema de bienestar sueco. Se convirtió en el edificio residencial más alto de Suecia con pisos de lujo y un presupuesto desorbitado. Eso si, queda muy bonito.
No tan bonito es el Palacio de Congresos de Oviedo... aparte de ser feo, es caro, inútil, y desproporcionado. Rodeado de bloques de pisos se levanta esta majestuosa estructura que tenía la intención de ser móvil, pero que nunca se movió. No se mezcla con el entorno, siendo esta la tónica general de todo lo que hace este hombre, pero esta vez destaca para mal. Destacar si que lo iban a hacer las tres torres proyectadas en esta ciudad de 133 metros, siendo las más altas de Asturias, que se cancelaron al avisar la UNESCO de que iba a retirar a la ciudad de su lista de Patrimonio Mundial si se construían.
Y es que a este señor le van las alturas. Cuando construyó el puente del Alamillo en Sevilla para la Expo 92 tuvo que hacerlo para que fuese la estructura más alta de la ciudad, por encima de la Giralda. En aquellos tiempos ya se llevaban algunos las manos a la cabeza viendo tal exhibición de egocentrismo, como han hecho algunos en Jerusalén, con su puente de 118 metros de altura.
Y es que los puentes son su especialidad. Ha tenido problemas en puentes que ha construido en Venecia, Murcia, Bilbao... hasta en Holanda. Suelos resbaladizos, oxido, inestabilidad o simplemente imposibles de cruzar en silla de ruedas, son algunos de los problemillas a los que se ha tenido que enfrentar.
Por cierto, el puente Assur de l'Or de Valencia también es el techo de la ciudad.
Aunque para alturas, nada como los 600 metros del rascacielos de Chicago que actualmente tiene este aspecto:
Pero no todo lo que hace este hombre sale mal, en Milwaukee ha construido la ampliación del museo de arte. Consiguiendo una estructura que se mueve y no se rompe, sorprendente. Eso si, consiguió que toda la ciudad se pusiera a recaudar fondos para evitar el cierre del museo que había costado 4 veces más de lo presupuestado, y eso que era solo una ampliación. Eso si, queda muy bonito.
En Nueva York ya no están tan contentos, y es que han tenido que subir la tarifa del metro para poder pagar a este hombre una estación que es la maqueta desechada del Ágora, pero adaptada al transporte. Por lo menos recicla. Además lleva seis años de retraso, y que pase eso en la zona cero es poco más que un insulto a los neoyorquinos.
Polémico allá donde va, consigue tener admiradores y enemigos en mismo número. Sus obras o te fascinan o te horrorizan. Bien es cierto que la ciudad que lo contrata se lleva a cambio una bonita y cara obra de arte que la mayoría de veces no tiene función alguna, pero a los turistas les encantan y en las fotos quedan muy bien, quedando todo, muy bonito.