lunes, 24 de marzo de 2014

Sí, quiero.

En la Antigüedad eran más listos.
Hace unos 3.000 años era común que alguien como yo estuviese casado con otro hombre legalmente en Roma, hoy en día son 15 los países que permiten el matrimonio homosexual en todo el mundo.
Pero no quiero hablar del matrimonio gay, eso da para varios blogs, me centraré en la historia del matrimonio y lo que hoy en día supone.

Existen contratos matrimoniales ya en Mesopotamia hace 5.000 años que se firmaban entre el padre de la novia y el marido, y podía romperse por cualquier parte, pero nunca por la novia, que no tenía ni voz ni voto. Siempre me preguntaré de dónde viene ese trato a la mujer desde una época tan temprana.
En Roma había de todo. Normalmente si te casabas hacías una fiesta y mientras hubiese testigos ya estaba todo hecho. La mujer cedía su dote al marido y pasaba a ser propiedad de él, en vez de serlo de su padre. En caso de adulterio la mujer casada siempre era la peor parada, si era pillada con otro, el marido o padre tenia el derecho de matarla, por puta. Sin embargo si el hombre casado era pillado con una mujer soltera, extranjera, esclava o prostituta, no se consideraba adulterio, ay... estos romanos...
Las bodas entre plebeyos eran las más parecidas a hoy en día, se hacían regalos mutuamente para "comprarse" y pasar a formar parte de la propiedad del otro. Se casaban por amor y a la edad que querían.

El divorcio era muy común, de hecho era normal que te casases 3 o 4 veces, eso si, cuando te querías divorciar, tenias que dejarlo patente delante de algún testigo, la dote tenía que ser devuelta a la mujer y los hijos se quedaban con el padre... todo esto hasta que llegó la iglesia.
Escandalizados de ver a los judíos polígamos  con varias mujeres disfrutando de la vida se instauró la monogamia y el matrimonio religioso entre hombre y mujer. Fuera divorcios y maricones.
La Edad Media no cambió mucho las cosas y con su oscuridad característica, tabú sexual y matrimonios por conveniencia evolucionaron poco, la iglesia era dueña y señora de todo. Hasta el pobre Enrique VIII tuvo que fundar su propia religión para poder casarse 6 veces.
Hoy en día la imagen de mujer casada ama de casa al cuidado de los niños se ha eliminado por completo gracias a la liberación de la mujer, pero hasta hace muy poco era así. Nada de relaciones pre-matrimoniales, extra-matrimoniales e incluso post-matrimoniales, si te quedabas viuda, a velar al muerto. Y es que la mujer ha tenido que aguantar que la vendieran por cuatro camellos o que la casaran con un abuelete.

A día de hoy la mujer se casa si quiere, cuando quiere, y con quien quiere... pero ¿porqué se casa?
La convivencia es posible sin estar casado, incluso tener hijos... dos personas que se quieren pueden estar juntas sin necesidad de ir a un juzgado o a una iglesia.
El poder cobrar la pensión de viudedad en caso de fallecimiento hace que muchas parejas pasen por el registro civil. Otras necesitan gritar a los cuatro vientos que quieren pasar el resto de su vida con esa persona... celebrando una boda por todo lo alto en busca de reconocimiento social o poder enseñar ese anillo de casada tan bonito.
Hay parejas que llevan tanto tiempo juntas que se casan por hacer algo nuevo, para así estar entretenidos... hay muchas formas y razones por las que casarse... pero siempre hay una razón que va ligada en lo más profundo de la pareja, y es el amor.


Y es que una vez que estas casado, la pareja gana en seguridad, confianza, respeto... la estabilidad de saber que esa persona "te pertenece" y que tú a la vez perteneces a alguien. Es crecer, madurar y complementarse mutuamente sabiendo exaltar las virtudes y dejando pasar los defectos... dejar pasar el tiempo y alimentarse de las pequeñas cosas que hace el uno por el otro.
Hasta que todo eso se acaba. Pero es que cuando se acaba hay que intentarlo otra vez, por todas esas experiencias vividas juntos, ese tiempo gastado que no se va a recuperar.


Conocerse, saber entenderse, aguantarse... tener paciencia y superar las "malas rachas". Todo eso es el matrimonio.
Nunca vas a saber si esa persona es el hombre de tu vida o la mujer de tus sueños, nada puede decírtelo. Solo puedes estar con esa persona mientras seas feliz, mientras sigas haciéndolo feliz, o por lo menos intentándolo. Sabiendo que no hay otra persona que te entienda tanto, que te aguante tanto.
¿Y el sexo? Hay que saber renovarse, innovar, experimentar... nunca te dejes llevar por ese sexo fácil que acecha cuando en tu pareja algo va mal porque ya nada volverá a ser lo mismo, si eres infiel y te pillan se va a romper algo que nunca se arreglará por mucho que lo intentes. Y si lo haces y no te pillan será en tu interior donde se rompa algo que te hará infeliz, la conciencia hay que tenerla limpia, o lo ensuciará todo.
Bodas gitanas de tres días, por el rito zulú o de moda ibicenca en la playa... la gente se casa para celebrar su amor y celebrarlo con los amigos, como en la antigua Roma.